"Nunca amanezca a mis ojos"
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Sinopsis
Un hombre es despedido de un colegio de estudios de secundaria donde lleva años ejerciendo la docencia por, aparentemente, politizar en exceso las clases de Historia. Este hecho no hace sino hacerle dar un giro a su vida y liberar todo el talento artístico que su labor de profesor estaba acallando.
“Nunca amanezca a mis ojos” es una obra de ochenta minutos aproximados de duración que nos habla de temas que pretenden ser objeto de reflexión para el espectador y que, lejos de buscar la polémica, intentan echar luz sobre cosas que se antojan un tanto oscuras.
La memoria histórica, o la desmemoria histórica, si se quiere, subyace, se manifiesta al lado de ciertas relaciones de poder que se insinúan en la obra y que provocan ese “vivir atrasado” de lo que sería bueno para todos y todas en la España de hoy. Uno de los personajes, la abuela Mercedes, dice textualmente en un momento de la obra : “Está claro que vamos para atrás como los cangrejos. Este país no tiene remedio”. Luego ella se explayará en su casa junto a Pedro, ejerciendo de anfitriona, y abundará en el atraso poco menos que endémico que arrastra su país, España, por lo retrógrados que siguen siendo los estamentos que ostentan los poderes claves de nuestra sociedad. (“¿Lo ves, Pedro?,la tercera pata del banco: la judicatura”).
Pues bien, metamos estos ingredientes "inhibidores" del progreso social, humano y hasta espiritual podríamos decir, en la olla, y como por arte de magia, nos topamos con uno de los colectivos más desprotegidos y vulnerables de entre todos: el de las mujeres. Las explotadas de los explotados.
Esta es la aventura en la que creemos, ésta es la magia que queremos crear con nuestra lámpara del genio. Y así, desde este atraso del que habla Mercedes, la abuela, nosotros decidimos atrasar las horas, los meses, los años, los siglos… hasta toparnos con una de las obras maestras de Pedro Calderón de la Barca, “El Alcalde de Zalamea” y encontrarnos de nuevo con el poder, con la mujer, con Isabel, la hija de Pedro Crespo, el alcalde, que nos habla de injusticia y canta su humillación, su rabia, su dolor y su desesperación. Allí veremos a Pedro Blanco que se va a convertir en su padre justiciero, en Pedro Crespo. El debate está servido, la diversión, con todo nuestro amor, también.